Vuelta al mundo por segunda vez [Día 9] Reino Unido ⇒ Santiago de Chile
Entrar en Chile
He volado cuatro veces con British Airlines y no quiero volver a hacerlo. Los asientos son estrechos, están mal orientados y no puedo dormir… Llegamos a Santiago a las 8.30 de la mañana. Al salir del avión y entrar en el pasillo del aeropuerto, un aire gélido me envuelve todo el cuerpo. Como vimos la última vez, hay simpáticos perros antidroga husmeando. Al entrar en Chile, te dan un papel con la PDI impresa, sin el cual no puedes salir del país. No lo pierdas. Me preocupaba mi equipaje, pero estaba en la vía de recepción sin problemas.
Es mi segunda vez en Santiago. Paseando, los recuerdos de la última vez vuelven a mí poco a poco. Hice una cartera conjunta con una sirena de 300 USD cada una y la cambié por pesos chilenos. 1 peso = 0,17 yenes, así que el cálculo es un lío. El hotel está justo enfrente del aeropuerto. Vas al hotel con tu equipaje en el kart del aeropuerto y lo dejas con tu equipaje. La facturación empieza a las 15.00 y ofrecen la posibilidad de facturar antes si pagas 60 USD por persona. No fue necesario, así que dejamos el equipaje y comimos en el restaurante del aeropuerto. Del menú me llamó la atención un combo de filete de ternera con huevo frito y nuggets de pollo. Las bebidas eran chirimoyas. Todas deliciosas.
Zona urbana de Santiago
Luego tomamos un autobús al centro de Santiago, donde disfrutamos de la vista en la parte delantera del segundo piso de un autobús de dos pisos. Nos costó 1.700 pesos (300 yenes) para dos personas, lo que equivale a una décima parte de un taxi. En el aeropuerto hay muchos conductores con carteles de “TAXI”, pero son todos unos estafadores. La puerta de llegadas del aeropuerto es un coto de caza de patos.
Hay 30 minutos hasta la última estación de la ciudad. Bájese del autobús y camine hacia la bulliciosa zona, donde encontrará puestos abarrotados a ambos lados de la gran calle. Extienden telas y zapatillas Nike, ropa, juguetes, gafas, de todo y un batiburrillo de cachivaches, es genial. Caminamos lentamente de un lado a otro de la calle, mirándolos, durante unos tres kilómetros. Realmente muy divertido. En la tienda donde tomamos té por el camino, pedimos tanto cerveza como té. Resulta que alternar bebidas va bastante bien.
Hicimos algunas compras de comestibles mientras empujábamos un carrito en la tienda de comestibles, y luego cogimos el autobús de vuelta al aeropuerto. Volvemos a comer en el restaurante del aeropuerto y nos registramos en el hotel. Ya estoy agotada. Me he duchado y me he dormido. Mañana nos dirigiremos por fin a Rapa Nui (Isla de Pascua).